Dios En Estandarte
Reusó a ser sedado
Desnudo, humillado.
Su trono es un poste,
Palos y clavos su estrado.
Heroe sin espada,
Rey sin tesoro,
Nación sin armada,
Conquistador sin territorio.
Su corona no es de oro,
Sin perlas ni diamante,
Diadema en aleación
De ramas, sudor y sangre.
Su coronación fue un teatro
Y sus súbditos huían.
Su pueblo, desilucionado,
De seguidores que no le seguían.
¡Y que Dios en estandarte;
Que parodia comediante!
La más tonta de las obras.
¡Es un circo denigrante!
Así se expresan los espectadores,
El coro de los traidores.
A diferencia de nosotros,
los otros pecadores.
Una vez cantamos juntos la canción de escarnecedores.
Pero hoy lo vemos, por su gracia, como el Señor de Señores.
Redimidos en su providencia.
Él Cambió nuestra canción.
De tonos sin corazón
A exaltar su preminencia.
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